Cuidado y mantenimiento del coche. Al no existir contacto físico con la carrocería, se evita el dañado de ésta por las cerdas de los cepillos, que aun estando en ben estado, pueden ocasionar erosiones. Del mismo modo, evitamos que cualquier mal funcionamiento de túneles y puentes, acaben suponiendo una colisión con nuestro vehículo.
Ahorro significativo en el consumo de agua destinada a la limpieza de vehículos (40 litros por lavado en una instalación de HAP por los 250 litros utilizados, de media, en el lavado manual convencional, o los 300 litros empleados en un túnel de lavado).
Ahorro de consumos eléctricos frente a otros métodos de lavado de automóviles.
No requiere de mano de obra vinculada a la actividad, más allá de pequeñas acciones de mantenimiento diario (reposición de consumibles, limpieza de las instalaciones, etc.) y de recaudación.
Menor riesgo de averías que los equipos de lavado de cepillos, así como una mayor independencia de servicios técnicos autorizado, para aquellas que se pudieran producir.
Respeto por el medio ambiente. Debido a la centralización de dicha actividad en una zona específica para ello, con materiales de comprobada inocuidad para el medioambiente, y en una instalación que dispone de los elementos necesarios para recoger y retirar convenientemente cualquier vertido de grasas o hidrocarburos que pudieran producirse durante el lavado del vehículo.